Entrevista a Jorge Guillén, de ‘Strad’, por su gira ‘El Violionista Rebelde’. Un grupo que mezcla instrumentos clásicos (teclado, contrabajo, violín, etc.) y rockeros (bajo eléctrico, guitarra eléctrica, batería, etc.). Sus estilos van de la música clásica al rock o la música celta, pasando por el flamenco, el jazz o la música electrónica.
Este sábado, a las 00:00 horas, toca el grupo en las fiestas patronales del que es el pueblo de varios miembros del grupo: Collado Mediano. Entre ellos, el violinista del grupo, Jorge Guillén, a quien le entusiasma tocar para sus vecinos, aunque admite que le pone «muy contento y muy nervioso a la vez tocar para tu gente porque es el público más crítico”. Celebra que los Ayuntamientos “estén apostando por fin por la gente de los municipios”.
El fin de semana pasado Strad ya estuvo en Hoyo de Manzanares. “Fue increíble el recibimiento, estábamos alucinando. Este verano, en la sierra hemos estado tocando en Villalba en la Plaza de los Belgas, y la plaza estaba hasta arriba y el público muy entregado. Luego estuvimos en Alpedrete, y lo mismo”. Ahora están entusiasmados con que llegue el próximo y de devolver la confianza de los ayuntamientos y hacer que la gente lo pase bien y disfrute.
Compuesto por cinco músicos, el grupo nació hace unos tres años y empezó su gira de ‘El Violinista Rebelde’ en noviembre. “Strad nace como un proyecto de casualidad en una cena con amigos. Cuando la cena es de músicos, después de la cena y los vinos va la música. Después, nos pusimos a tocar y empezamos a hacer conciertos”, decía Jorge Guillén en una entrevista para La Voz de la Sierra. “Ahora estamos en un momento maravilloso, con un montón de conciertos y viajando de aquí para allá”.
“Somos unas 13-14 personas, entre departamento de prensa, equipo técnico, oficinas, etc”, decía Guillén. Los cinco músicos son: Vicente Hervás (Collado Villalba) toca la batería, Joaquín Alguacil (Villalba) la guitarra, David García (Villalba) el teclado, Tania Bernáez (Collado Mediano) el bajo y Jorgue Guillén (Collado Mediano) el violín. Sobre el nombre ‘Violinista Rebelde’, asegura que además de hacer referencia a su rebeldía de niño, señala también la rebeldía del grupo para romper normas y demostrar que con el violín se puede hacer de todo.
En este sentido, asegura que «un violinista puede tocar tirado en el suelo o dar saltos o igualmente estar quieto y emocionar a la gente». El violín que usa actualmente es de siglo XVIII. «Muchas veces me preguntan que cómo me tiro por el suelo y doy saltos con un violín tan antiguo, pero yo creo que está mejor tocando que dentro de una caja», dice Guillén. Acerca del estilo del grupo, considera innecesario enmarcarse en uno solo. «Me gusta tocar la música con la que me identifico. Puedo tocar Led Zepelin o ACDC, como puedo tocar Vivaldi o Aretha Franklin. Cada día vamos cambiando y haciendo lo que nos pide el cuerpo».
Uno de los pilares de la formación musical de Jorge Guillén ha sido Ara Malikian, una persona con la que dice haber compartido «dos tercios de mi vida». Con él, que fue su profesor de música a los nueves años, ha viajado por muchos países y ofrecido multitud de conciertos. Reconoce, además, que es una persona muy importante fuera del ámbito profesional. «Le debo todo, ha sido mi inspiración y me ha demostrado que tengo que confiar en mí porque lo hago es completamente válido».
La otra inspiración básica es su familia. «Llevo desde pequeño en los escenarios. Vengo de una familia de músicos y a los 3 años empecé a tocar el violín y a hacer conciertos caseros entre la familia», admite. Afirma, además, que un músico nunca termina de acostumbrarse a subir a los escenarios, y que siempre los necesita. Del violín bromea diciendo que «es casi como mi amante, porque pasa más horas conmigo que mi pareja. Viaja conmigo, duerme en mi habitación, es mi trabajo, es mis horas de estudio. A través de él expresas tus emociones, así que tiene que haber un vínculo emocional con tu instrumento».
Guillén ha estado en escenarios como el Santiago Bernabéu, el WIZink Center o el Auditorio Nacional de México. Este último, le impactó especialmente. «Uno de los escenarios que más me ha impresionado entre los que he tocado, ha sido el Auditorio Nacional de México, en el que he tenido la suerte de estar 3 o 4 veces. Tocar para un teatro de 16.000 butacas asusta». También le ha sorprendido tocar en el Santiago Bernabéu y hace poco en el Wanda Metropolitano tocando con Manuel Carrasco. «Aquello es impresionante, con tanta gente», asegura.
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