Manuel Galiana es actor de teatro, cine y televisión. Cursó sus estudios de interpretación en la Escuela Oficial de Cine, donde obtuvo el Premio Extraordinario de Fin de Carrera. Su rostro fue habitual en la televisión en la década de 1970, aunque fue en la década anterior cuando se dio a conocer con Historias para no Dormir. “Para la generación que las vio fue inolvidable”. Para él supuso mucho El último Reloj, primer capítulo en el que participó. Pero su gran dedicación ha sido el teatro, entrando a nivel profesional con la Compañía de Amelia de la Torre, con la que obtuvo muchos éxitos y que supondría el inicio de toda una vida dedicada a este arte, en el que acumula casi un centenar de títulos. Ha trabajado con los mejores directores y ha obtenido cerca de una decena de premios de reconocimiento a su carrera. Ahora imparte clases de interpretación en el Aula del Actor.
“Estas cosas no pesan. Te dan trabajo, pero mucha satisfacción”. Las clases las imparte en Estudio 2, una sala de teatro donde los martes enseña los entresijos de este arte. Debido a ello, el nombre de su grupo es ‘martes teatro’. “Los viernes, los sábados y los domingos nos dedicamos a realizar representaciones para el público”. Ha informado su intención de «seguir con la dirección de Estudio 2, lo que lleva mucho trabajo porque estamos continuamente ensayando nuevos espectáculos. Y, además, preparar las clases es mucho trabajo. La gente que estudia conmigo lo hace de verdad, trabajando”. Este sábado a las ocho de la tarde va a hacer acto de presencia en el escenario del Teatro Montalvo, de Cercedilla, con la obra El Baile de Huesos, que está dirigida por él e interpretada, entre otros, también por él.
Dice del Teatro Montalvo que le dio un buen pálpito. “Los actores a veces notamos sitios en los que tenemos que trabajar porque reúnen unas condiciones especiales que solamente las siente uno en su propia sensibilidad”. Cree que se debe cuidar dicho teatro, ya que considera difícil que haya un teatro con esas características en la sierra de Guadarrama. “Creo que es una responsabilidad muy grande para el Ayuntamiento de Cercedilla, que espero que apoye por todos los medios porque va a ser el monumento vivo más importante que va a tener el pueblo”. Un pueblo del que reconoce haber tenido “una gran tradición cultural, donde grandes personajes de la historia han pasado”.
La obra que presenta este sábado en Cercedilla, El Baile de huesos es de Elena Belmontes, “una autora nueva de la que ya había hecho otra obra”. Una obra que asegura que le iba a permitir experimentar lo que estudió en teatro. “Teoría de cómo puede funcionar el espectáculo en vacío”. “Hemos estado representándola todos los viernes, y ahora la hemos retirado de programación, pero todavía nos llaman para comprarnos la función”, admite. Después ha anunciado que este solo es el primer paso en el Montalvo y que ha hecho más propuestas al teatro para hacer más espectáculos. Nuevamente ha pedido apoyo expreso de la sierra, además de afirmar que necesita más medios para seguir mejorando. Y ha animado a disfrutar del teatro y del paraje natural de Cercedilla, calificando la idea conjunta de “maravillosa”.
Preguntado por el tamaño de los teatros, dice que “no importa mucho”, aunque reconoce que la mayor dificultad es que se llenen y que lo malo es que no sea así. “La mayor fealdad que puede tener un teatro es que no se llene”. Ha hecho saber también que la sala de que dispone en Madrid para impartir clase tiene un aforo de unas 50 personas. “Hemos descubierto que la experiencia que tiene el espectador cuando está tan cerca del actor puede estremecerles”. Y añade que “en estas salas pequeñas están prácticamente encima del actor”. Considera que parte del éxito de estas salas pequeñas es la proximidad del público con los actores. Sobre su manera de entender el teatro, ha dicho que procura siempre que los personajes que interpreta sea «en obras de calado, que la gente no se vaya vacía del teatro y que cuando salgan de allí, algo se haya removido en su cerebro y que les haga pensar, emocionarse, divertirse”.
Además de todo ello, ha anunciado que para 2020 tiene pensadas dos funciones, una de ellas con su amigo y también actor de teatro, televisión y cine, Emilio Gutiérrez Caba. “Haremos una obra bonita, tierna, emotiva, que va a hablar de nosotros, de los actores de nuestra edad”. Y ha aprovechado para avisar a los teatros «para que vayan cediéndonos fechas porque eso tiene que verlo la gente”, añadiendo que a lo largo de los años ambos se han ganado el cariño del público. Con emotividad, ha expresado el deseo de que se encuentren en el escenario. “No sabemos si va a ser por última vez. Encontrarnos ahora por primera vez en una escena profesional sería un choque tremendo”.
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